El jefe de la oficina presupuestaria de la Casa Blanca ha anunciado suspensiones de fondos en 16 estados demócratas
Cierre del Gobierno de EEUU: cómo funciona, cuáles son las consecuencias y cuánto puede durar
Donald Trump está usando el cierre del Gobierno para dar rienda suelta a su sed de venganza tanto contra los demócratas en general, como sus enemigos políticos en particular.
Este jueves por la mañana, el presidente estadounidense se regodeaba en ello. “Voy a reunirme con Russ Vought, el del Project 2025, para determinar cuáles de las muchas agencias demócratas, muchas de las cuales son una estafa, me recomienda cortar, y si esos recortes serán temporales o permanentes”, ha escrito en Truth Social el republicano a las 8:00 horas de la mañana.
Russell Vought, a quien menciona Trump en su post, es el jefe de la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca (OMB, por sus siglas en inglés). A diferencia de la campaña, donde negó cualquier relación con el plan ultraconservador Project 2025, ahora el presidente lo cita abiertamente y en tono de burla. Tal como expone, Vought escribió uno de los capítulos del proyecto ultra donde explica cómo aprovechar la OMB para expandir el poder presidencial.
Durante las primeras semanas del retorno de Trump a la Casa Blanca, Vought fue quien lideró la congelación de fondos para la ayuda exterior y el ideólogo de los despidos masivos que ejecutó Elon Musk cuando aún estaba al frente del DOGE. Desde entonces, el jefe de la oficina presupuestaria ha estado maniobrando entre bastidores para arrebatar competencias al legislativo, pues es el Congreso quien tiene que decidir sobre la mayoría de partidas presupuestarias para que así el Ejecutivo pueda actuar unilateralmente.
Trump está actuando con la misma rapidez e implacabilidad que cuando fue investido y sacudió el país a golpe de muñeca con decenas de órdenes ejecutivas. No se han cumplido ni 48 horas del cierre del Gobierno y la Administración republicana ha empezado a boicotear tanto aquellos programas contrarios a su agenda, como a sus enemigos políticos. El Ejecutivo de Trump está aprovechando la discreción que ofrece la suspensión de pagos para decidir qué agencias y proyectos gubernamentales se consideran esenciales y cuáles no.
La primera ronda de recortes y congelaciones se ha centrado en castigar a los grandes estados demócratas del país. “Cerca de 8.000 millones de dólares en fondos para la nueva estafa verde han sido cancelados”, anunciaba el miércoles Vought sin especificar exactamente de qué programas climáticos se trataban. En la publicación, incluía un listado de todos los 16 estados que iban a verse afectados: Nueva York, California y tantos otros de mayoría demócrata. En todos ellos, la vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris se impuso a Trump durante las elecciones del año pasado.
Por el momento, Vought no ha anunciado ningún recorte ni congelación en ningún estado republicano.
Presión para volver a la mesa
El ensañamiento de los recortes se ha notado sobre todo en el estado de Nueva York, donde el jefe de la OMB también ha anunciado la congelación de 18.000 millones de dólares aprobados en fondos para el metro de la ciudad de Nueva York y el proyecto para los túneles que la conectan con Nueva Jersey. El movimiento no es baladí: los dos líderes de la minoría demócrata en el Congreso, Chuck Schumer y Hakeem Jeffries, son representantes del estado de Nueva York.
El departamento de Transportes emitió un comunicado poco después anunciando que detenía la entrega de los 18.000 millones a Nueva York para revisar si esas subvenciones cumplían con las directivas de Trump sobre la eliminación de cualquier terminología o acción relacionada con las políticas de diversidad, equidad e inclusión.
En un comunicado, la agencia señalaba directamente a Schumer y Jeffries como los responsables de la suspensión, clarificando aún más el uso político que está haciendo la Casa Blanca del cierre de Gobierno.
Ambos han sido la cara visible del rechazo a aprobar el plan presupuestario de los republicanos, quienes se niegan a incluir sus demandas para garantizar la financiación de los programas de salud pública. El sabotaje a los fondos aprobados para el estado Nueva York es otra vía de presión de la Casa Blanca para lograr que los demócratas vuelvan a la mesa de negociación y cedan.
Durante estos días, Schumer y Jeffries han sido blanco constante de los ataques del presidente, que se ha dedicado a publicar imágenes y vídeos falsos en los que se ha modificado el audio para que aparezcan diciendo que se niegan a aprobar la financiación del Gobierno para así mantener las ayudas médicas gratis a las personas sin papeles. Se trata del bulo que Trump y los suyos repiten en bucle con el fin de culpabilizar a los demócratas por el cierre de Gobierno e intentar quebrar su relato para situarse como los principales defensores de los servicios de salud pública en Estados Unidos.
Guerra psicológica
Aparte de cerrar el grifo de Washington para proyectos que se llevan a cabo en estados demócratas, la Administración Trump también ha suspendido todas las emisiones de noticias de Voice of America (VOA) y ha enviado a casa temporalmente a todos sus periodistas. La gran emisora internacional de EEUU, que emite radio y televisión en 47 idiomas por todo el mundo, ya fue desangrada por los despidos masivos del DOGE. El suspense llega justo cuando un juez había dictado la readmisión de unos 500 empleados.
Siguiendo con la guerra psicológica con la amenaza de despidos masivos, el jefe de la OMB dijo el miércoles en una llamada con los legisladores republicanos que el cierre ofrece una oportunidad para despedir a todos aquellos empleados que no sigan la ideología del presidente. En otro movimiento, en la misma dirección, se ordenó a los empleados del departamento del Interior que se llevaran a casa sus dispositivos oficiales para recibir cualquier notificación sobre despidos masivos.
La directriz recuerda al desmantelamiento de la agencia de cooperación internacional, USAID, donde muchos empleados descubrieron que habían sido puestos en licencia administrativa o despedidos porque una mañana dejaron de tener acceso a los ordenadores oficiales.