La semana pasada la Asamblea General de la ONU ofreció una oportunidad inmejorable para evaluar y comparar los méritos de algunos gobernantes que suelen ocupar las primeras planas de la prensa internacional. Vamos al grano.
El discurso inaugural que siempre corresponde al presidente de Estados Unidos mostró a un Donald Trump más desaforado que de costumbre e incurriendo en todo tipo de falsedades e incoherencias. Comenzó afirmando, que “Estados Unidos ha sido bendecido con la economía más fuerte, las fronteras más seguras, el ejército más poderoso, las amistades más sólidas y el espíritu más fuerte de todas las naciones de la Tierra. Sin duda, esta es la edad de oro de Estados Unidos”. Es obvio que su “incendiario discurso” -así lo califica un diario abiertamente pro-yankee como La Nació