La industria minero-energética es uno de los sectores productivos que más impuestos, regalías y divisas le genera a la Nación. También es uno de los más intensivos en materia de empleo y motor de las economías en muchos departamentos y municipios. De hecho, ha soportado por varias décadas el crecimiento del Producto Interno Bruto, además de garantizar, por un buen tiempo, la autosuficiencia en petróleo, gas y carbón.
Lamentablemente, ese escenario está cambiando de forma drástica a partir de las controvertidas políticas del actual Gobierno, dirigidas a marchitar este sector productivo de una forma, por demás, caprichosa, antitécnica, ajena a la realidad global y que pone en peligro los principios de soberanía y seguridad energéticas, considerados hoy estratégicos para cualquier país.
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