La Primera Línea vive y se prepara para regresar. Nunca se fue, sino que invernó como las bacterias prehistóricas que esperan el deshielo para reinfectar a sus huéspedes incautos. Su reaparición esta semana vandalizando las calles del norte de Bogotá constituye la prueba reina de su existencia.

El llamado estallido social de 2022 nunca fue ni social ni estallido. Fue tan espontáneo como la acción de quitarle el estopín a una granada: no explota si alguien no la activa. Les funcionó, hay que reconocerlo. La asonada teledirigida que conmocionó al país hace algo más de cuatro años fue el preámbulo de este autodenominado “gobierno del cambio”.

Independientemente de los errores en que Duque y su gabinete hubieran incurrido —un proyecto de reforma tributaria útil, pero de una torpeza política

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