Para ser un gobierno cuyo eslogan es ser la “potencia mundial de la vida”, a la administración Petro, y el propio primer mandatario, les encanta desplegar una retórica violenta y enarbolar banderas de “guerra a muerte”. Uno de los bloques sociales y económicos que reciben esas constantes dosis de rencor y desprecio por parte del presidente Gustavo Petro y sus ministros son los empresarios de todos los tamaños.

A nadie debería sorprenderle que el primer gobierno de izquierda electo popularmente en Colombia tenga desconfianza de la iniciativa privada y busque demoler todos los espacios donde lo público y privado trabajan juntos. ¿En serio algún dirigente empresarial alcanzó a pensar, al inicio de esta administración, que Petro no utilizaría el poder ejecutivo en su máxima expresión para exp

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