La forma del cerebro , y no solo su tamaño, podría convertirse en un nuevo marcador para detectar de manera temprana el deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer , según un estudio internacional en el que participa el Centro de Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria de la Universidad de California en Irvine (EE.UU.).

La investigación, publicada en la revista Nature Communications , demuestra que el envejecimiento altera la geometría del cerebro de forma sistemática: las zonas inferiores tienden a expandirse mientras que las superiores se comprimen, un patrón directamente vinculado con la pérdida de memoria, razonamiento y otras funciones cognitivas, según informó la Universidad de La Laguna (ULL), en España, que también colabora en el estudio.

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