Pocos lo saben, pero el juicio de amparo es un invento mexicano. Nació en el siglo XIX como una idea revolucionaria, un recurso que cualquier ciudadano pudiera usar para defenderse de abusos de la autoridad; en otras partes del mundo existen recursos similares como el habeas corpus, pero el amparo mexicano es único por su estructura y efectos. Era por así decirlo, nuestro orgullo jurídico.

De esta forma, el amparo se convirtió en el “botón de emergencia” frente al poder, pues si una autoridad abusaba de ti, podías activarlo y detener la arbitrariedad, era el recurso que nivelaba la cancha entre el ciudadano común y el Estado, pero con la reforma a la Ley de Amparo recién aprobada en el Senado, ese botón ya no responde igual (aunque la reforma debe completarse en la Cámara de Diputados, l

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