CDMX. -A 25 años de Amores Perros, ese grito fílmico sobre un viejo Distrito Federal, convulso y caótico, Alejandro G. Iñárritu dice que sigue hipnotizado por esta urbe.

Considera que la capital mexicana aún intoxica por su belleza, pero es más violenta que cuando decidió agarrar una cámara de cine por primera vez.

«Es una ciudad llena de contradicciones, es un mosaico de realidades, quebrada, vital, violenta, de una profunda belleza y dulzura de la gente… y al mismo tiempo la muerte está presente en todo, por la violencia», dice en entrevista.

«Hemos normalizado cosas que no debimos normalizar», lamenta el cineasta.

Le complace darse cuenta ahora que Amores Perros, un animal cinematográfico más viejo, sigue gruñendo y le ladra a otras generaciones, tal y como el primer día.

«Yo no hi

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