Aunque cada vez es menos común el uso de efectivo para realizar compras, mantener efectivo guardado en caso de una emergencia, sigue siendo una práctica recomendada, tanto por las agencias de gobierno como consultores financieros.

Cuando el huracán María impactó Puerto Rico, en septiembre de 2017, el servicio bancario y los cajeros automáticos (ATMs) se vieron severamente afectados, ocasionando largas filas en las pocas instituciones en función para retirar dinero, debido a la falta de electricidad alrededor de la Isla. Inclusive, la Reserva Federal envió más de $1,000 millones a Puerto Rico en efectivo durante los primeros dos meses post-María, para asegurar liquidez básica.

“Uno aprende quizás de las experiencias dentro de lo que es la confiabilidad del sistema bancario y las generacio

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