Durante mucho tiempo se pensó que para cuidar el cuerpo era necesario eliminar ciertos alimentos de la dieta, cuando en realidad el problema no suele estar en el producto en sí, sino en la cantidad, la frecuencia y el contexto en que se consume. En los últimos años, según los nutricionistas, hubo un cambio radical en cuanto a los productos alimenticios.

“Muchos planes restrictivos, promovidos por modas o redes sociales, terminan siendo perjudiciales tanto física como emocionalmente, ya que generan ansiedad, culpa y un vínculo poco saludable con la comida”, sostienen. En este sentido, ponen énfasis en que la alimentación es mucho más que una cuestión estética, pues se trata de la fuente principal de energía, defensa y reparación del organismo. Es decir, no hay alimentos buenos ni mal

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