CELAYA, México – En un soleado día de primavera del año pasado, una joven abogada llamada Gisela Gaytán inició su campaña para alcaldesa de esta ciudad mexicana.
Bajo la blusa llevaba un chaleco antibalas.
Celaya se había convertido en el epicentro de una sangrienta guerra entre cárteles, con una de las tasas de homicidios más altas del mundo y una policía local que parecía incapaz de detenerla.
“Debemos recuperar la seguridad que tanto anhelamos”, escribió Gaytán, de 38 años, en las redes sociales antes de salir ese día.
Mientras estrechaba manos en un acto en las afueras de la ciudad, un hombre se acercó, le apuntó con un arma y le disparó en la cabeza.
Tras su funeral, en el que un sacerdote lamentó “una muerte causada por asesinos que creen que controlan la sociedad”, los líderes