El periodismo, dice Manu Marlaska , no es la anécdota del barro en las botas ni el selfie de guerra a tres calles del frente. Es ir, mirar, escuchar y contar. Lo demás —el ruido, el minuto de gloria, la carrera de 100 metros— es distracción. “ Esto es un maratón larguísimo o un ultra ”, resume. Lo dice alguien que lleva 38 años en sucesos y que, después de la entrevista, se va “a una brigada a seguir trabajando las fuentes”.

La conversación con Daniel Fopiani en el podcast con acento sirve para ajustar el foco: no somos el centro . “El problema empezó el día que un periodista giró el foco hacia sí mismo”, recuerda. El oficio, tal y como lo entiende Marlaska, consiste en llevar la luz a los demás: a las víctimas, a los policías que investigan, a los jueces que se equivocan menos

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