Resulta una de las grandes paradojas de la historia moderna. El hombre que legó su fortuna para celebrar la concordia entre los pueblos, Alfred Nobel, fue también el inventor de la dinamita , un producto que cambió para siempre el rostro de la guerra. Este galardón, que hoy viene acompañado de una medalla y un cheque de un millón de euros, nació de una contradicción y, quizá por ello, su proceso de selección sigue siendo tan complejo como su propio origen.

De hecho, esa complejidad se manifiesta desde el primer momento. La lista inicial de aspirantes es un reflejo de cada época , con sus tensiones y sus anhelos, ya que el abanico de personas con derecho a proponer nombres es extraordinariamente amplio. Incluye desde jefes de Estado y parlamentarios hasta antiguos premiados o profesore

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