Cuando una frase pasa a ser repetida de forma insistente por la clase política de un país lamentablemente termina por empezar a perder su significado. Salvador Allende en el año de 1972 acudió a la Universidad de Guadalajara para dictar una conferencia en el auditorio del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades. En aquel espacio resonó, frente a distintas autoridades, incluyendo al presidente Echeverría y los estudiantes de la universidad, la frase con la que el expresidente pasó a la posteridad: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”. Con los años, esta frase se acuñó en distintos parlamentos y sobre todo en la clase política, que añadía a ello frases como “el futuro de México”. La frase se desgastó, se volvió una pieza de oratoria y terminó por limi

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