1 Es difícil precisarlo ahora, pero hubo un día, reciente, en que Gaza dejó de ser el nombre de una tierra para convertirse en la definición de una frontera: la línea roja que muchos elegimos como frontera infranqueable. Desde ese día, luchar junto a Gaza dejó de ser una opción política que pudiera legitimarse o cuestionarse.
Se convirtió en un movimiento mental en el que una determinada humanidad tomó distancia de otra, afirmando su propia idea de la Historia y exigiendo la devolución del mundo a quienes se lo robaban.
Ya no importaba lo que uno pudiera pensar sobre el conflicto entre Hamas e Israel, ni los prejuicios que uno pudiera tener sobre los judíos o el terrorismo: todo se apagó como una vela en una casa en llamas, ya que Gaza se convirtió en mucho más que una situación geopolít