El alcalde Turbay de Cartagena actúa como todos los presuntuosos que quieren hacer popó más arriba de donde la naturaleza les hizo el huequito.
Como pareciera tener un complejo faraónico, todas sus actuaciones son mayúsculas, perjudique o favorezca a quien le toque. Así fue con las chivas rumberas y el Café del Mar. Ahora se atravesado como mula muerta en la ampliación y reajuste del aeropuerto de Crespo, tan vital y tan cómodo para una ciudad turística como Cartagena. El, en sus ambiciones no confesadas, pero si muy sospechadas de ser presidente de la república, quiere ganarse la rifa que la historia no ha puesto en venta favoreciendo la construcción de un nuevo y muy moderno aeropuerto a mitad de camino entre Cartagena y Barranquilla.
Es decir, a media hora de la ciudad amurallada y a