El retorno de Sébastien Lecornu al cargo de primer ministro de Francia, 48 horas después su dimisión porque se veía incapaz de conducir el país a un puerto seguro, es la última pirueta de Enmanuel Macron . El primer ministro más breve de la V República, tan solo 27 días en el cargo hasta su dimisión, ha aceptado el cargo , dice, por obligación, una manera elegante de señalar que su amistad con el presidente no le dejaba opción alguna. La resistencia de Macron a convocar elecciones legislativas , o incluso a dimitir como le piden buena parte de las fuerzas políticas francesas, tendrá consecuencias para Francia , todas negativas, ya que el único encaje que puede permitir a Lecornu aguantar unos pocos meses pasa por renunciar a la reducción del déficit y a la congelación de
Macron prorroga la agonía de Francia

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