Entre la reaparición de las marchas, la difusión de encuestas de intención de voto, y algunos grupos o candidatos que ahora buscan apoyo y quieren olvidar todo lo que hicieron y dijeron, el clima electoral ha subido algunos grados de temperatura. En algunos casos se ha tornado violento, cosa que a ninguna de las partes involucradas conviene fomentar. Algunos creerán que polarizar es buen negocio y otros que cualquier agresión se justifica, pero dada la situación actual, si no se canalizan las cosas de otra manera, la espiral de violencia puede profundizarse y dañar a todos. Si bien todavía el clima anda bajo en intensidad, ya tiene un suficiente impacto como para decir que estamos en otro momento anímico con relación a la campaña electoral. Animosidad o esperanza puede haber, pero no en

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