En camino hace unos meses hacia una catástrofe electoral de medio término, con el paso de las últimas semanas el peronismo volvió a adquirir cierta enjundia para obtener un buen resultado, que se traduciría en mantenerse como primera minoría en ambas cámaras del Congreso. Si los resultados lo confirman, obraría casi como un milagro.
A este escenario llega más por méritos ajenos que propios. El protagonismo involuntario del Gobierno al respecto ha sido fundamental.
Tras un primer semestre de este año que mezclaba una sostenida baja de la inflación con una recuperación de la actividad económica (es cierto, despareja según el sector y en comparación con un 2024 de caídas generalizadas), esta segunda mitad empezó a enfriarse.
La desaceleración o el freno del crecimiento empezó a permear en