En 2002 comenzó la nueva era de las redes sociales, primero con Friendster y un año después con Myspace. Luego llegaron Facebook (2004), Twitter (2006), Instagram (2010) y Snapchat (2011) a la carrera – y todos salieron a perseguir usuarios. Más tarde, el desarrollo de la nueva tecnología “inteligente” permitió que los algoritmos tomaran como rehenes la atención de los usuarios. La necesidad humana de reconocimiento en adolescentes y jóvenes se exacerbó por esta “inteligencia” y se convirtió en una adicción. Veintitrés años después, tenemos un balance mixto de consecuencias individuales y sociales.
Del lado positivo tenemos: nuevas oportunidades de autoexpresión, creatividad, oportunidades de trabajo, herramientas de marketing asombrosas, grupos marginados que pudieron conectarse, injusti