
El sueño se ha cumplido. El cántabro Diego Botín y el catalán Florian Trittel se proclamaron este domingo campeones del mundo de la clase 49er en las aguas italianas de Cagliari , tras imponerse con autoridad en la regata final entre los cuatro mejores barcos del campeonato. Con este triunfo, la pareja española logra lo que hasta hace poco parecía inalcanzable: la triple corona —campeones de Europa, del mundo y olímpicos—, consolidando su lugar en la historia de la vela mundial.
Un formato inédito… y una victoria brillante
El campeonato estrenaba en Cagliari un nuevo formato de competición inspirado en el espectáculo de la SailGP , la liga profesional en la que Botín y Trittel también brillan. En lugar de la tradicional medal race con los diez mejores barcos puntuando doble, esta edición se decidió con una regata entre los cuatro primeros clasificados , en la que el vencedor se coronaba automáticamente campeón del mundo.
En la jornada previa, los españoles ya habían asegurado su presencia en esa gran final, junto con los neerlandeses Bart Lambriex y Floris Van de Werken , los daneses Warrer y Lehm , y los británicos Grummet y Hawes . De hecho, partían con una ventaja de siete puntos y el bronce matemáticamente asegurado antes de disputar la última manga.
Las condiciones fueron exigentes, con viento racheado y un mar movido. En la primera regata del día, que servía para definir la clasificación final antes de la lucha por el título, los españoles terminaron undécimos, controlando los tiempos sin asumir riesgos. Aun así, su regularidad los mantuvo cómodamente entre los aspirantes al oro.
Una final perfecta
La regata decisiva fue una demostración de sangre fría, experiencia y precisión táctica . Apenas sonó la señal de salida, Botín y Trittel se colocaron en cabeza aprovechando su lectura impecable del viento. Detrás, los favoritos neerlandeses cometieron un error fatal al interferir con la embarcación danesa, lo que les costó una penalización inmediata y, con ella, cualquier opción de luchar por el título.
Desde ese momento, el barco ESP 74 navegó con una ventaja sólida que nunca cedió. La experiencia del dúo español en la SailGP fue clave: dominaron las viradas, eligieron con precisión los bordos y mantuvieron la concentración en un formato donde cada detalle podía ser decisivo. Cruzaron la línea de meta con autoridad, dejando sin opciones a británicos y daneses, que solo pudieron admirar la superioridad del tándem hispano.
Un palmarés legendario
Con este triunfo, Botín y Trittel completan un palmarés histórico para la vela española:
-
Campeones Olímpicos (París 2024)
-
Campeones de Europa (2022)
-
Campeones del Mundo (Cagliari 2025)
Además, son una de las tripulaciones más consistentes del panorama internacional, con presencia constante en el podio en los principales torneos y una trayectoria que los sitúa como referencia indiscutible en la clase 49er.
El cántabro, natural de Santander , y el catalán, de Barcelona , han formado un tándem de éxito basado en la confianza mutua y la capacidad de adaptación. Ambos destacan por su equilibrio técnico y mental , su dominio del viento y su conexión dentro del barco, una sintonía que los ha llevado a lo más alto del mundo.
El futuro: entre la élite y la innovación
Más allá del oro mundial, el triunfo en Cagliari consolida a la pareja española como una de las más influyentes del deporte náutico actual. Su participación en SailGP , el circuito de catamaranes más rápido del planeta, les ha dado una nueva dimensión mediática y técnica, combinando la tradición olímpica con la innovación tecnológica.
Ahora, tras cerrar una temporada perfecta, el objetivo es revalidar su título olímpico en Los Ángeles 2028 y seguir representando a España en las regatas más prestigiosas del mundo.
Un cierre perfecto para una historia de leyenda
Cagliari será recordado como el escenario donde Diego Botín y Florian Trittel completaron su círculo de gloria . El oro mundial era el único título que faltaba en una carrera ejemplar, marcada por la constancia, la ambición y la elegancia sobre las olas. El viento sopló a favor en aguas italianas, y con él llegó la consagración definitiva: España, otra vez, en lo más alto del mundo.