En una de sus máximas pruebas rumbo a la Copa del Mundo, México estuvo lejos de lo que su afición espera. No sólo enfrentó a la tercera mejor selección clasificada en Sudamérica, también a un rival con otro ritmo de juego, voraz, agresivo, muy superior en el control y manejo de la pelota, al que le entregó una derrota por goleada (4-0) y no pudo hacerle ni un rasguño en el AT&T Stadium, sede del primero de dos partidos de preparación correspondientes a la Fecha FIFA de octubre.
A diferencia de lo que ocurre en la zona de Concacaf, donde supera con comodidad a naciones de menor trascendencia en el futbol, los jugadores del representativo mexicano perdieron altura. Parecieron una especie de esparrin ante un adversario de élite, ubicado en el lugar 13 del ranking FIFA y con elementos que h