Inna es ucraniana y cuando llegó a España apenas sabía un puñado de palabras en español. Las imprescindibles para hacerse entender, pero insuficientes si quería integrarse en una nueva sociedad y aspirar a seguir trabajando como profesora universitaria de biología. Lo primero era, por tanto, aprender el idioma de su nuevo país y fue Cruz Roja la entidad que le brindó esa oportunidad. La entidad lleva impartiendo clases de español a extranjeros en Avilés desde hace más de 25 años. Un tiempo en el que, además de ser testigo directo de los flujos migratorios, ha dado la mano y también la palabra a miles de migrantes porque la labor de acompañamiento es parte de un proceso fundamental para que la persona recién llegado no se sienta sola y perdida.

Los ucranianos que llegan ahora a Avilés tien

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