El Parlamento regional aprobó la semana pasada por unanimidad la primera Ley de Volcanes de España, una norma pionera que busca transformar el dolor en prevención y la experiencia en seguridad. Tras años de demandas sociales y meses de debate parlamentario, el texto se aprobó sin votos en contra ni abstenciones, en un gesto de consenso político poco frecuente y profundamente simbólico. En un territorio que ha nacido del magma, la legislación llega para ordenar la convivencia con la fuerza natural que lo define.
La historia de esta ley no comenzó en los despachos, sino en las coladas de La Palma. Fueron los vecinos que lo perdieron todo en la erupción del volcán Tajogaite quienes decidieron que la tragedia no podía repetirse sin respuesta legal. Reunieron más de 19.000 firmas y promovieron