No deja de sorprender a muchos analistas políticos que todas las encuestas de proyección de voto, sin excepción, sigan dando a Pedro Sánchez un suelo que estaría claramente por encima de los cien escaños. Un resultado potente si tenemos en cuenta el tremendo desgaste que sufre el presidente y su partido por los numerosos casos de presunta corrupción que investigan los juzgados y que afectan a personas de su entorno más íntimo, su mujer y su hermano, y a colaboradores muy cercanos en el Gobierno y en el partido, como José Luis Ábalos y Santos Cerdán. A ello habría que unir la imagen de sumisión ante las exigencias de los socios que posibilitaron su investidura, especialmente el fugado Carles Puigdemont, convertido en chantajista declarado, y el ruido político que provoca su inestabilidad pa

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