Vetar leyes y resistir los embates de la oposición fue una estrategia que respondía a una lógica de campaña . En el pensamiento oficial, era una forma de defender una de las tres anclas del plan y exponer las distorsiones del gasto que empujaban los " degenerados fiscales ". Pero el cálculo político de esas decisiones no fue acertado. Pelear contra los médicos del Garrahan o con los beneficiarios de las pensiones por discapacidad dejó al Gobierno en minoría, en el Congreso y en la sociedad.
Esa fórmula de cuestionar los roles más sensibles del Estado no solo se agotó rápido, sino que fue parte del costo electoral que LLA pagó en la elección bonaerense. La Casa Rosada ya asumió la necesidad de cambiar y empezó a girar, pero todavía no definió que tan profunda deberá ser la