El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, amenazó ayer con volver a dimitir, como ya dijo el lunes pasado, si continúa sin recibir apoyos suficientes para poder gobernar. “No voy a hacer cualquier tontería”, se confió Lecornu a La Tribune Dimanche.
El hombre encargado por el presidente Emmanuel Macron para dirigir el próximo gobierno multiplicó sus contactos para formar un equipo, tarea nada fácil porque los candidatos potenciales a ministros son conscientes de que el experimento puede ser muy breve y marcarles negativamente, al ser etiquetados como los últimos rescatadores de un macronismo en ruinas.
El tiempo apremia porque, según la Constitución, el presupuesto del Estado para el 2026 debe ser aprobado por el Gobierno y presentado al Parlamento, a más tardar, setenta días antes