El arresto de un conocido influencer conservador en la ciudad de Portland, al otro lado del país, se ha convertido en un asunto de Estado. El propio presidente Donald Trump ha estado siguiendo de cerca el incidente desde la Casa Blanca, un gesto que evidencia hasta qué punto las tensiones sociales se han colado en la agenda política al más alto nivel. Lo que ocurre en las calles ya no es un problema local, sino el síntoma de una fractura mucho más profunda que recorre Estados Unidos.

De hecho, el clima de crispación que se respira en algunas ciudades es el reflejo de la parálisis que atenaza a Washington. La incapacidad de la clase política para forjar acuerdos se ha vuelto crónica, creando un ambiente de bloqueo constante donde los grandes debates nacionales quedan encallados. La cap

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