Inesperadamente se nos fue, se nos fue con el silencio y la prudencia que a José Antonio Morante Camacho “Morante de la Puebla” le caracteriza. Que bonito es el silencio, que decisión tan importante ha sido la suya, MAESTRO, no ha dudado el final de su carrera artística, después de desorejar a su segundo toro de Garcigrande en la plaza de Las Ventas de Madrid. Nadie se lo esperaba, ni tampoco de la manera que lo ha hecho. Todo ello, corresponde a su honestidad.
Parece como si hubiese nacido sin prisas, con esa sensación de calma que le confería su elegante estilo ante el toro. La despaciosidad que exigía su toreo cuando lo interpretaba con sentimiento y pureza, de increíble lentitud, se contraponía a la furia exaltada del animal bravo, hasta el punto de hacer seda con los percales y suavi