Mario de las Heras
Lo de Morante no es el adiós, es algo distinto
El maestro es oscuro bajo las luces y luminoso en las tinieblas y en el epílogo inesperado, morantista, lo fue una vez más, el bello antónimo de todo
Era la tarde típica del otoño, la tarde típica de Feria de Otoño. Eran, recordando al poeta, casi las seis de tarde, casi las seis de la tarde, casi las seis en punto de la tarde. Estaba la tarde nublada y fresca por el otoño, cuando el albero de Las Ventas pesa más que nunca y se siente, como si fuera un bloque, una nave circular de arena llegada del espacio.
La Feria de Otoño es hermosa en Madrid porque está hecha de ráfagas, como de sirenas que susurraran a veinte mil Ulises el verano decadente y el invierno aun lejano, pero principiante. Allí estaba el genio tenido así