El futuro de lo que queda de nuestros equilibrios medio ambientales se definirá en los próximos meses en el transcurso de las negociaciones que sostendrá nuestro país con los gobiernos de Estados Unidos y Canadá.

La magnitud de la actividad comercial que México realiza con estos países implica la mayor parte de la actividad productiva industrial y agrícola de nuestra nación. La manera en cómo se produce determina el daño o la conservación de bosques, aguas y ecosistemas.

Que los resultados de estas negociaciones puedan no ser favorables para la agenda ambiental mexicana son una preocupación derivada del rechazo del gobierno trumpista a la agenda ambiental global que lo ha llevado a promover el uso extremo de energías fósiles, por ejemplo.

Hasta ahora, la vigencia del capítulo 24 del T-M

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