Los palestinos de Gaza expresaron su alivio el lunes porque Israel había puesto fin a su ofensiva militar de dos años en el territorio y porque se habían intercambiado rehenes y prisioneros. Sin embargo, muchos sentían que había poco que celebrar.
Dos años de guerra dejaron el enclave en ruinas, sus ciudades reducidas a escombros, decenas de miles de muertos y el sistema de salud devastado. La desesperación y la desesperanza son omnipresentes, y muchos no ven un futuro.
“Es importante que los bombardeos se hayan detenido, pero no hay nada de que alegrarse”, dijo Saed Abu Aita, de 44 años, quien se encuentra desplazado en el centro de Gaza. “Mataron a mis dos hijas, destruyeron mi casa y mi salud se ha deteriorado”.
La campaña militar de Israel contra Hamás mató a más de 67.000 personas