Una de las características de la especie humana es su incapacidad de tolerar la incertidumbre y tomar decisiones basadas en información incompleta. Imaginemos a los primeros humanos en sus cuevas, con hambre y frío, saliendo a observar el cielo asombrados y temerosos ante un mundo desconocido y lleno de peligros; para sobrevivir tuvieron que actuar en la ignorancia valiéndose del escasísimo conocimiento que poseían de su medio. Afortunadamente, nuestros primeros ancestros encontraron una solución: inventar lo que no sabían. Aún ahora, ignoramos casi todo del universo del que formamos parte; conocemos una fracción ínfima de lo que contiene y desde la prehistoria hasta la actualidad, una buena parte de la humanidad ha intentado llenar ese inmenso vacío inventando toda clase de fantasías e

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