La presidencia de Dina Boluarte terminó más o menos como era predecible. Que durara más allá del mes de julio es más un testimonio de lo difícil que fue que los congresistas se pusieran de acuerdo en quién la sucedería. Todo parece salido de una extraña pesadilla: una presidenta vana cuyo único mérito era haber sido la segunda de Pedro Castillo, un gobierno tremendamente incompetente a merced de un Congreso igualmente incompetente. Corrupción y desidia por doquier.

¿Y ahora, quién podrá defendernos? Lamentablemente, al ser conscientes de que nuestra calamidad no es realmente un sueño, ya no podemos esperar que la respuesta sea ¡el Chapulín Colorado! Por ahora la respuesta parecería ser José Jerí, pero casi lo único que sabemos de él es que era el presidente de este Congreso, y eso no resu

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