Desde la última actualización del DSM-5, en que se desaparecía el síndrome de Asperger y este pasaba a formar parte del trastorno del espectro del autismo, este espectro se dilató mucho más, ya no solo en número, sino también en una amplia variabilidad dentro del espectro. Por eso, desde 2013, dentro del autismo encontramos desde perfiles sin discapacidad intelectual y un desarrollo de lenguaje completamente normal, hasta perfiles con una discapacidad intelectual severa, no verbales o comorbilidades tan graves como la epilepsia. Además, el momento de diagnóstico suele ser anterior en estos últimos, pues la sospecha de que puede estar presente algún trastorno del neurodesarrollo es más evidente. Y es que, aunque tradicionalmente se ha reconocido como emergente en la primera infancia, muchas

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