El conflicto entre China y Estados Unidos sumó un nuevo capítulo diplomático. Pekín arremetió contra Washington, por lo que calificó como una “injerencia inaceptable” en sus asuntos internos , luego de que el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio , condenara la detención de varios líderes religiosos en el país asiático.
Rubio criticó al Partido Comunista Chino (PCCh) por arrestar a docenas de líderes de la Iglesia de Sión , un grupo cristiano no registrado oficialmente.
“Esta represión demuestra aún más cómo el PCCh ejerce su hostilidad hacia los cristianos que rechazan la interferencia del Partido en su fe y eligen rendir culto en iglesias caseras no registradas”, señaló Rubio en un comunicado.
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