Hay postres que trascienden fronteras y épocas, y la torta Sacher es uno de ellos. Este emblema de la pastelería austríaca combina elegancia, historia y un sabor inconfundible que cautiva desde el primer bocado. Originaria de Viena, la capital del café y los dulces clásicos, la Sacher es reconocida por su bizcochuelo denso de chocolate, un relleno de mermelada de damascos y una cobertura brillante de chocolate amargo.El secreto de su encanto está en el equilibrio: el amargor del cacao, la acidez de la fruta y la suavidad del glaseado logran una armonía que la volvió famosa en todo el mundo.

Su origen se remonta a 1832, cuando el príncipe Klemens von Metternich encargó a su equipo de cocina un postre especial para una cena diplomática. Pero el chef principal enfermó, y la tarea cayó en man

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