Nueva York.- Cuando Tamara Deverell, la diseñadora de producción de “Frankenstein” de Guillermo del Toro, caminó por primera vez por el set casi terminado del laboratorio de Victor Frankenstein, no pudo evitarlo.

Para entonces, Deverell ya había pasado incontables horas trabajando en el decorado central de la película, un enorme laboratorio situado sobre una antigua torre de piedra escocesa, con una enorme ventana redonda que dejaba entrar la luz sobre un taller lleno de aparatos ornamentados y un cuerpo deformado tendido sobre la mesa de operaciones.

“Entré al laboratorio cuando lo estábamos terminando”, dice Deverell, “y pensé: '¡Está... está vivo!'”.

Al hacer "Frankenstein", las metáforas son difíciles de resistir. Hacer cine, en sí mismo, es un arte Frankenstein. Cada elemento de la

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