Antes, la gente no se cuestionaba quién era, Lutxo. La gente, antes, era quien era y punto. Pero eso se acabó. Ahora, si no te lo cuestionas, no eres nadie, viejo amigo. Ahora, la identidad ya no parece ser algo dado. Algo con lo que naces. Ahora, la identidad te la haces, no sé si me explico. El individuo se está haciendo fuerte . Y son conquistas imborrables. La identidad de cada individuo. Cada vez más alejado de la tribu. Toda esa fiereza de la conciencia. Pero bueno. Estamos un día más, ahí, en la terraza del Torino, Lucho y yo, y de repente, no sé por qué, pasa una chica en bicicleta. Sexagenaria, no obstante.

Y acto seguido, no puedo evitar preguntarme quién soy yo. Te lo digo en serio, Lutxo. Me estaré volviendo un espectro, o algo así, le digo. Y entonces él (que solo está a lo

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