El profesor acudió a su casa a pedirle que lo acompañara a la suya “a buscar unas ofrendas para la misa”.
Estando en la vivienda del supuesto agresor, le indicó a la joven que entrara a su habitación para realizarle un masaje, que la ayudaría en mucho a perfeccionar sus movimientos de baile.
Una vez dentro, le dijo que se acostara en la cama; al hacerlo, él comenzó a realizarle masajes en la cabeza, después en los brazos, tocándole por último sus partes íntimas.
En ese momento, la alumna decide que había sido suficiente y regresó al hogar, a contarle a su señora madre.
En conocimiento de lo ocurrido, la dama se trasladó a la Dirección del Servicio de Investigación Penal (DSIP), a relatarle la aventura a los gavilanes del “inquieto” Com/J Galindo, quien ordenó buscarlo de inmediato.
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