Han pasado más de seis años desde que la estatua del precursor de la independencia de Venezuela, Francisco de Miranda, fue «desaparecida» de la plaza que le hace (o le hacía honor), la cual se encuentra en las inmediaciones del Museo Mateo Manaure en la ciudad de Maturín.

Lo que pudiera ser un centro lleno de arte y cultura, por contar también con la escuela de artes plásticas del estado y el complejo cultural, se encuentra incompleto.

En el pedestal donde reposaba la labrada escultura en bronce, solo quedaron parte de las botas del ilustre venezolano y desde hace un tiempo luce especies de firmas que fueron grabadas con aerosol.

Nadie sabe lo que pasó, nadie vio, mucho menos se conoce como desapareció la imagen, que más allá del valor económico por el material en el que estaba fabricad

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