Megan Waiters puede recitar las historias de docenas de personas a las que ayudó a conectarse a internet en el oeste de Alabama. Un niño de 7 años que no podía hacer sus tareas en línea sin una tableta, y la persona de 91 años a la que enseñó a consultar portales de salud en un celular.

Un poste naranja y una señal de “¡Atención!” al costado de una carretera marcan el lugar donde está enterrado un cable de fibra óptica.

“Tienen necesidades de atención médica, pero carecen de las habilidades digitales necesarias”, dijo Waiters, quien trabaja como navegadora digital para una organización sin fines de lucro de Alabama. Su trabajo ha consistido en regalar computadoras y tabletas, a la vez que imparte clases sobre cómo usar internet para el trabajo y necesidades personales, como el banco y la

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