Ronald Klein iba en bicicleta por su barrio en North Wales, Pennsylvania, en 2006, cuando intentó saltar una cuneta. “Pero iba demasiado lento; no tenía suficiente impulso”, recordó.

Al caer la bicicleta, extendió el brazo izquierdo para amortiguar la caída. No parecía un accidente grave, pero “no podía levantarme”.

En la sala de emergencias, las radiografías mostraron que se había fracturado la cadera, que requirió cirugía, y el hombro. Klein, quien es dentista, volvió a trabajar tres semanas después, usando un bastón. Después de unos seis meses y mucha fisioterapia, se sintió bien.

Pero se quedó pensando en el daño que le había causado la caída. “Se supone que una persona de 52 años no se rompe la cadera y el hombro”, dijo. En una visita de seguimiento con su traumatólogo, dijo: “Quiz

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