Tras la debacle de 2008, el mercado inmobiliario comenzó a recuperarse a partir de 2014. Sin embargo, esta nueva expansión ha venido acompañada de una burbuja crediticia que se traduce en alquileres inasumibles y propiedad inaccesible para buena parte de la población. La situación responde a un círculo vicioso: más crédito inmobiliario impulsa los precios al alza, y precios más altos incentivan una mayor creación de crédito. Los bancos se enriquecen con los intereses de los préstamos; los propietarios ven aumentar el valor de su patrimonio; y millones de jóvenes y trabajadores quedan fuera del mercado. Romper ese círculo exige cambiar las reglas del juego.
El economista australiano Steve Keen, que predijo la crisis de 2008, lleva tiempo proponiendo una serie de medidas que, a mi juicio, t