En un deporte dominado por el continente asiático y en el que el arbitraje tiene voz de hombre, una mallorquina está decidida a hacer historia. Un recorrido que empezó por casualidad en un colegio de Palma y que podría terminar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 2028. Ella es Amparo Meca.

La colegiada atiende a este diario por teléfono desde Finlandia en un pequeño hueco del mediodía; se encuentra allí arbitrando el Arctic Open, un torneo internacional celebrado en la ciudad de Vantaa. Sin embargo, toda esta historia empezó veinte años atrás, en 2005, en un pequeño pabellón de Palma: «Mi relación con el bádminton empezó en el colegio, como una extraescolar, cuando tenía 15 años», recuerda Amparo Meca.

Pero su andadura raqueta en mano no duró más de dos o tres años, tiempo suf

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