En México, muchas iniciativas culturales suelen tener la vida efímera de las administraciones que las financian. Cada sexenio erige su propio aparato, crea un emblema nuevo y, con frecuencia, entierra los proyectos heredados. En medio de ese vértigo transexenal, el Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez (FIMNME) ha conseguido lo impensable: resistir. Nacido hace casi cincuenta años como un acto de fe en la posibilidad de que México formara parte de la vanguardia musical internacional, el Foro ha atravesado gobiernos, recortes y crisis, y aún así ha llegado hasta nuestros días.
Este octubre (del 15 al 31), el Foro volverá a la Ciudad de México y a varios Estados de la República. Es difícil saber cuántos alumnos de Composición se gradúan cada año en el país y todavía más difícil