La convocatoria de huelga laboral y estudiantil en favor de Palestina convocada para hoy es sobre todo una expresión de hartazgo moral. Miles de trabajadores y estudiantes van a detener hoy su actividad para denunciar lo que consideran una de las mayores tragedias humanitarias de nuestro tiempo: la devastación continuada de Gaza y la pasividad de la comunidad internacional frente al indiscriminado sufrimiento del pueblo palestino. La huelga no pretende alterar la economía; su fuerza reside en su valor simbólico, en la capacidad de poner sobre la mesa una exigencia ética: que el mundo no puede mirar hacia otro lado ante un genocidio. La movilización llega en un momento en el que se ha anunciado un acuerdo preliminar de la primera fase del llamado “plan de paz” de Trump. Pese a este anuncio,

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