Carlos Yepes A.

Colombia ya conoce el costo del abandono estatal. El Catatumbo es la prueba viviente: décadas de olvido institucional, inversión insuficiente y promesas incumplidas lo convirtieron en epicentro de violencia y economías ilícitas. Hoy, cuando recorremos el occidente del Huila y escuchamos los testimonios de caficultores extorsionados y comerciantes atemorizados, no preguntamos: ¿estamos a tiempo de evitar que el Huila siga ese camino?

La inversión del Gobierno Nacional en nuestro departamento muestra una tendencia descendente que coincide, no casualmente, con el incremento de la inseguridad. Mientras los recursos disminuyen año tras año, la extorsión y la presencia de actores armados aumentan. La ecuación es devastadora: menos Estado, más violencia.

El occidente huilense —

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