A veces, da la impresión de que el tiempo regresa. De que lo vivido se vuelve a vivir, y aunque a veces este recuerdo pertenece al campo de la memoria complaciente, en otras de los que es mejor olvidar. El partido suspendido ante Belice podía ser una de estas rememoraciones. Después de décadas en las que conseguir un partido para Venezuela costaba indagar por aquí y por allá a ver quién estaba dispuesto, finalmente la Vinotinto comenzó a ser tomada en cuenta. A veces por amistades, y otras por méritos conseguidos, se jugaron partidos de realce internacional; entre ellos, dos veces ante la España campeona del mundo, una vez frente a Brasil. Este parecía ser el camino, porque, aunque de súbito suene antipático, los resultados marcan la pauta. Y la Vinotinto, mal que bien, los iba consiguiend

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