En cuanto el frío se instala en las calles, también vuelve a las cocinas uno de los olores más reconocibles del otoño : el del ajo dorado en aceite . No hace falta una ocasión especial ni ingredientes exóticos. Solo con pan duro, ajo y un huevo, las abuelas aragonesas fueron capaces de crear una sopa que calienta el cuerpo… y algo más.

La sopa de ajo aragonesa no es solo un plato. Es una postal del pasado . Un eco de sobremesas en familia , de cucharones humeantes y de recetas transmitidas sin papel ni medidas exactas. En Aragón , cada casa guarda su versión. Pero la esencia permanece: sencilla, nutritiva, profundamente reconfortante.

Y lo mejor de todo es que no necesitas ser chef ni tener una despensa repleta . Esta es una receta que premia lo humilde, lo

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